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Meily Fernández se deja seducir por la sastrería

Por Lorna Zayas Rodríguez. Fotos Ruby Photography Studio| Maquillaje Chacha Glam | Modelos Nilda Martinez y Jetzybell Vélez de G Models


La ropa que luce la finalista de Revelación moda en este despliegue fotográfico es diseño de ella. Dio toques nuevos a un jacket que era de su papá, mientras que diseñó el pantalón para un hombre, aunque lo puede usar cualquier persona.



Jetzybell Vélez, diseñadora Meily Fernández y Nilda Martinez
Jetzybell Vélez, diseñadora Meily Fernández y Nilda Martinez


Las muñecas conocidas como cuquitas en su natal Cuba fueron las primeras modelos de Meily Fernández. Desde chica, la diseñadora de modas hacía todas sus creaciones a mano y fue en Puerto Rico, isla hermana a la que llegó hace siete años y medio, donde aprendió a usar la máquina de coser.


“En Cuba, sin saberlo, hacía upcycling (o suprarreciclaje, que consiste en aprovechar residuos o materiales de desecho para fabricar con estos un producto nuevo). La máquina que tenía mi abuela era viejita y nunca aprendí a usarla. Llegué a Puerto Rico (en octubre de 2016) y empecé a estudiar cosmetología, que también me encantaba. Para mí, estudiar moda era algo inalcanzable, así que había descartado eso de mi vida y de mi mente”, cuenta Meily, quien alcanzó el segundo lugar en la pasada edición de Revelación moda (Telemundo).


Pensé coger el título de cosmetóloga aquí (en Puerto Rico), pero quería hacer algo más… Un día fui a una universidad, vi que ofrecían diseño de modas y lo comencé a estudiar”, agrega la creativa, a menos de un año de completar un bachillerato en diseño de modas digital en EDP University y quien, “desde niña, pintaba, dibujaba y hacía unas muñecas de papel a las que les llamaban 'cuquitas'.



Meily Fernández en colaboración con la sasatrería
Meily Fernández


A las cuquitas, Meily y sus amigas les diseñaban y les cambiaban la ropa, todo en papel. “Mis amigas me pedían que hiciera la ropa de sus muñecas. Desde siempre me encantaban la moda y vestir bien”, comparte en exclusiva con IN Puerto Rico la oriunda de Pinar del Río, quien aprendió a coser a máquina al comenzar a estudiar su carrera como diseñadora, hace poco más de tres años.


Poco tiempo ha pasado desde este aprendizaje que le ha resultado esencial; sin embargo, ya las manifestaciones de esta decisión se están dejando ver en su vida profesional… y a gran escala.

 

 

De Pinar del Río a Revelación Moda 


Meily fue una de cuatro finalistas del show de telerrealidad Revelación Moda, cuya tercera y más reciente edición vio la luz el pasado año. Luego de numerosos retos, a partir de los que un diseñador era eliminado semanalmente, Meily llegó a la final junto a Luised Rodríguez, Yamil Rivera y Christian Reyes-Mitchell, quien resultó ganador en la reñida competencia.



La confección y creatividad de la diseñadora en el show se hizo notar desde las primeras galas
La confección y creatividad de la diseñadora en el show se hizo notar desde las primeras galas


Aunque logró llegar a la final del show, Meily no contemplaba siquiera asistir al casting para intentar ser parte de la competencia. Era insegura con mi trabajo y con lo que hacía. Desde que comencé a estudiar, (la diseñadora de modas) Lisa Thon, que fue mi profesora de dibujo, creyó en mí. Ella fue la que me dijo que entrara en la competencia y que, aunque no llevaba mucho tiempo, sabía que podía hacerlo”, recuerda.


Pese a esto, “el miedo me aguantaba y pensé que no llegaría lejos”, pero se armó de valor y asistió al casting, en el que fue escogida entre más de 80 personas. La decisión la movería hacia el camino que buscaba.





Luego de ganar el primer reto del show: diseñar y confeccionar un traje de novia el premio de este triunfo será ver próximamente esa creación en la boutique DRoyal Bride y de semanas repletas de intensa actividad creativa, Meily se convirtió en una de cuatro finalistas del programa.


A la colección que presentó en la noche final del reality show, en la que se escogería el ganador, Meily la nombró Libertad, la que, entre tonalidades de violeta, ató a su historia personal como emigrante. Destacaron en la muestra también atractivas siluetas como armaduras, las que utilizó como metáfora para las armaduras invisibles que los seres humanos usamos para funcionar en sociedad.



Meily Fernandez luce vestido morado de la sastrería


A esta primera muestra de su talento a gran escala, le siguió la presentación de los cuatro finalistas en la primera noche de San Juan Moda, en octubre de 2023: la noche urbana.


Presenté seis piezas, cinco de mujer y una de hombre, y tenían un look urbano. Había algunas piezas de mujer, elegantes con un toque moderno, organza fina, pero le metía un leather por el lado para balancearlas”, explica Meily, amante, no solo de la organza de seda, sino del lino, el encaje de pedrería, la mezclilla y el vinyl. 




Meily Fernandez en colaboración con la satrería

 

Siempre me han gustado mucho los trajes de novia, coser a mano, los detalles de alta costura… y me siguen gustando, aunque estoy experimentando otras cosas. Con respecto al diseño, soy bien versátil y me gusta hacer de todo: dibujar, coser, hacer patrones…”, expresa la diseñadora, quien desea, más adelante, realizar una maestría y especializarse en sastrería. ¡Me encanta la sastrería!, dice emocionada.



Meily Fernandez con chaqueta de la sastrería


“En el trayecto del programa me fui dando cuenta de que me gusta la ropa de hombre, la ropa urbana, moderna... ¡Me encanta la sastrería!

 

“No soy conformista y no me quedo en una cosa. Entré a la competencia pensando que lo que quería era hacer trajes de novia y de gala, pero en el trayecto del programa me fui dando cuenta de que me gusta la ropa de hombre, la ropa urbana, moderna, el leather... A la gente le gusta mucho esto y es un tipo de ropa que en Puerto Rico no se hace mucho. La ropa de hombre me gusta y estoy pensando hacer mi próxima colección solamente de hombre”, comparte Meily, una luchadora a partir de sus experiencias y su ADN.


Mi papá lleva ya 18 años en Puerto Rico. Él era medico en Cuba, salió en lancha ilegalmente hasta México y cruzó la frontera hasta Estados Unidos. Empezó a estudiar para hacer los exámenes de medicina y, en lo que validaba su título, trabajó diez años como mesero. Terminó esa validación e hizo el internado como médico. Ya se hizo médico otra vez hace siete años y trabaja en una sala de emergencias en Puerto Rico, cuenta, orgullosa, quien hoy vive junto a su padre en su segunda patria.

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