KARLA MONTIJO “COSAS A LAS QUE ANTES DABA PESO, YA NO LO TIENEN”
“El nacimiento de mi hija me dio la motivación y la valentía de reinventarme hacia un rumbo profesional distinto de lo que es mi carrera y de lo que siempre pensé que era mi destino”.
Las palabras se tornan innecesarias entre Karla Montijo y su niña, Mila Victoria. Las miradas de complicidad y repletas de dulzura, los besos espontáneos que comparten a menudo, llenan el espacio de amor.
Karla llama a su muñeca de tres años su “milagro”. Y no solo por su nacimiento, que se dio cuando la abogada y comerciante tenía 40 años y ya había claudicado a la idea de que un hijo formaría parte de su panorama, sino porque Mila ha llegado con grandes lecciones para su madre, que han cambiado su vida de la mejor manera que hubiese podido imaginar.
“A mi esposo y a mí, Mila nos ha cambiado totalmente. Ella nos motiva y nos inspira desde su nacimiento. Con 40 años tuve una segunda oportunidad de vida, porque para mí esto es más grande que grande. El nacimiento de mi hija me dio la motivación y la valentía de reinventarme hacia un rumbo profesional distinto de lo que es mi carrera y de lo que siempre pensé que era mi destino”, dice Karla, abogada litigante de impericia médica y coadministradora de un bufete familiar.
Las leyes siempre han sido la pasión de Karla, y es que las lleva en la sangre. Su abuelo, su padre y sus tíos son abogados. Ella los siguió contenta; la primera mujer en la familia que les seguía los pasos.
“Siempre dije: ‘Eso es lo que voy a hacer’. Sin embargo, ser mamá me hizo revaluar la vida que llevaba, en la que estaba dando todo mi ser a la profesión que tanto me apasiona. Yo quería participar de todo en la vida de Mila... Quería tener flexibilidad, que el día que tuviese un momento importante o se enfermara, yo estuviera ahí”, cuenta Karla, a quien su nueva aventura profesional le llegó por accidente.
“Cuando mi hija nació me dio melasma (manchas asociadas al cambio hormonal). Buscando algo para mí, vi el cambio en alguien a través de unos productos. Los busqué inicialmente para uso personal, pero luego me surgió la oportunidad de ser parte del negocio. Reconocí que, si funcionan para mí, con la accesibilidad a médicos que yo tengo, imagínate si yo pudiese ayudar a otras personas con condiciones en la piel”, dice acerca de los productos dermatológicos Rodan + Fields, que hoy promueve.
Esta nueva aventura de negocios le ha dado la oportunidad a Karla de trabajar a su tiempo como abogada, “porque quiero. Veo algunos clientes, pero tengo la opción. Ha pasado a otro plano”, explica quien se ha convertido en una líder en la parte latina de esa empresa. “Ha sido increíble ayudar a otras personas a alcanzar nuevas metas. He descubierto el regalo de tocar vidas”, dice la estilizada mujer e imponentes 5’11” de estatura.
Karla no descuida en todo este proceso su apariencia física. “Mi mamá, mi hermana y yo siempre nos hemos cuidado; me encanta cuidarme el pelo, la cara y me gusta la moda. Una de mis pasiones, desde la universidad, es hacer ejercicios. Llevo una década como corredora, y participé este año en el maratón de Chicago. Los ejercicios son mi terapia. Me dan energía y me ayudan a ser mejor esposa y mamá”, explica.
“Ser mamá también es estar feliz. ¡Es importante que mi hija me vea feliz! Tengo mucho en el plato, pero no se trata de sacrificar, sino de reorganizar prioridades. Cosas a las que antes daba peso, ya no lo tienen. Me vivo cada experiencia; la vida es corta. Los viajes son para el disfrute, no para ir de compras. I am a work in progress, pero han llegado muchas cosas buenas”, manifiesta Karla, cuya actitud positiva es lo que quisiera que Mila tomara de ella si solo se le permitiese agarrar un rasgo de su personalidad.