JESIEL MAXAN DE PUBLICISTA A ESTILISTA CULINARIA Y CHEF
¿Qué significó para ti cumplir 40 años y qué cambios notables trajo ese número en tu vida?
No le tengo mucho miedo a envejecer, por lo cual los 40 llegaron tranquilos y me están tratando muy bien. Es una edad deliciosa y tengo más confianza en mí, por lo cual siento que tengo control de mi carrera, de mi vida y mi familia... Aunque esa premisa tal vez no es totalmente cierta porque no todo lo podemos controlar en la vida, en los 40 siento que cuento con la experiencia necesaria y la madurez suficiente para aceptar los cambios y relativizar las situaciones que me presenta la vida.
Define “transformación”…
El camino ha sido largo y divertido. La esencia de lo que significa transformación se resume a un proceso de autorretroalimentación, de ser honesto con uno mismo, de aceptación, de sobrepasar los miedos al cambio. Es un proceso de muchos esfuerzos y determinación.
¿Qué te llevó a cambiar de carrera?
Una vez escuché algo que me marcó: la satisfacción en el trabajo no es resultado de lo que haces bien, sino quién puedes llegar a ser como persona o cómo te sientes cuando realizas ese trabajo. De ahí viene la felicidad profesional. En mis 30 me encontraba en New York trabajando para una de las agencias de publicidad más importantes del país, con un equipo de trabajo envidiable que se había convertido en mi familia. Era un trabajo que me daba la oportunidad de viajar y conocer gente increíble. Sin embargo, me di cuenta de que me daba mucha satisfacción inmediata, pero no me hacía feliz... Era el momento de un cambio radical.
De publicista y food stylist a autora y chef... Háblanos del proceso.
Cuando decidí irme de New York a París, no hablaba francés, tenía ahorros limitados y mi plan de acción no estaba ciento por ciento claro. Estaba dejando una situación estable para abrirle las puertas a una nueva vida llena de incertidumbre. Lo único seguro que tenía eran las ansias de que mi vida profesional girara alrededor del mundo culinario y los deseos de explorar el mundo. Con eso en mente, mi instinto me decía que mudarme a la capital gastronómica del mundo, París, era lo correcto... Una vez me liberé del miedo, comencé un proceso de autoevaluación para identificar qué quería hacer. Me había propuesto identificar las tareas en las cuales me sentía más inspirada, feliz, llena de energía. El pensamiento de trabajar en cocina me llenaba de energía... Establecí un plan de acción que consistía en educarme, ahorrar y obtener experiencia en mi nueva carrera profesional. El proceso duró más o menos dos años. Hubo momentos difíciles; por ejemplo, aprender un nuevo idioma, el estrés económico, la soledad causada por el distanciamiento de mi familia y amigos... Momentos que han sido opacados por la oportunidad que tengo hoy de realizar una profesión que me apasiona. Sobre todo, que complementa mis experiencias en mercadeo y publicidad, y me permite vivir en un país tan increíble como Francia.
¿Arrepentimientos?
No hubiese esperado tanto para irme a explorar el mundo. A mis 30 años me fui a viajar el mundo sola durante todo un año. Esa experiencia cambió mi vida, me ofreció una perspectiva global que hoy me ayuda a entender y relativizar todo lo que veo y vivo como mujer. Mi mejor consejo a cualquier joven: váyase a viajar y explorar el mundo.
“MI MEJOR CONSEJO A CUALQUIER JOVEN: VÁYASE A VIAJAR Y EXPLORAR EL MUNDO”