ABEJA BORICUA AL RESCATE DEL MUNDO
Gracias a una genética única, la abeja de miel de Puerto Rico podría ayudar a salvar nuestro planeta.
En Puerto Rico hay un animalito muy especial: la abeja puertorriqueña, conocida científicamente como gAHB o abeja de miel dócil africanizada, una especie híbrida con una genética única que prolifera localmente gracias al compromiso de científicos y al Karma Honey Project (KHP).
La misión de esa entidad, Salva una abeja, salva el mundo, lleva un mensaje educativo y de concienciación ambiental, y realiza esfuerzos para ampliar las poblaciones de abejas en Puerto Rico.
La evolución genética de la abeja boricua podría ser la solución para revertir la pérdida de abejas en el planeta, al ayudar a crear y fortalecer poblaciones de esta especie laboriosa y mansa, que poliniza dos de cada tres alimentos y es crítica para el sector agrícola y la seguridad alimentaria del mundo, considera el doctor Bert Rivera Marchand, biólogo especialista en ecología molecular.
“Las abejas de miel del planeta, en su mayoría, están muriendo por enfermedades a las cuales las abejas boricuas son resistentes. Nuestras abejas podrían contribuir a solucionar esta crisis mundial”, destaca el experto.
“Sin las abejas no hay futuro porque, al no haber polinización natural, no habría alimentos”, dice, por su parte, Candice Galek, fundadora de KHP.
Se estima que el 80 por ciento de las siembras depende de la polinización de las abejas, y hoy hay una crisis severa en la agricultura debido a la reducción drástica en las poblaciones a nivel mundial.
Científicos confirman que esta abeja, exclusiva de Puerto Rico, tiene una combinación de rasgos favorables que ha podido asimilar de las abejas europeas y africanas.
La nuestra es relativamente dócil, produce y almacena una amplia cantidad de miel de forma parecida a las abejas de Europa (Apis mellifera), mientras que es muy resistente a los parásitos y enfermedades de climas cálidos que destruyen anualmente a miles de abejas a nivel mundial.
Esta fortaleza contra factores debilitantes y mortales, la ha adquirido nuestra abeja de la especie africana (Apis mellifera scutellata). El resultado de este cruce es una especie mansa y productiva con mayor resiliencia para enfrentar retos climáticos y plagas.
Karma Honey Project (KHP), fundado en 2018, cuenta con 325 colmenas instaladas en Río Grande, Dorado, El Yunque, Cataño, Fajardo y Cubuy. Estas se han establecido en techos de escuelas, fincas agrícolas, granjas, hogares y hoteles, entre esos, Fairmont Hotel San Juan, en Isla Verde; Hyatt Regency, en Río Grande; La Factoría, Chocobar Cortés y Marmalade, en el Viejo San Juan, Culinary U y Fusion Farms.
La miel envasada por la empresa se distribuye y vende localmente. Cada colmena produce entre 50 y 150 libras de miel cruda por año y, según Galek, el 100 por ciento del dinero procedente de las ventas se reinvierte en la producción e instalación de colmenas a través de Puerto Rico, ayudas a agricultores para polinizar sus siembras agrícolas tradicionales y urbanas, apoyo a estudios de investigación sobre estas especies, educación sobre la importancia de las abejas, y la siembra de girasoles y flores silvestres que ayuden a nutrir a las abejas.
La abeja de Puerto Rico se ha estudiado desde 2001 para profundizar en el conocimiento de esta especie, que se cruzó con otros tipos de abejas y se ha ido transformando genéticamente tras la llegada de abejas africanizadas que fueron desplazando a las europeas cerca de 1994.
Su docilidad, capacidad de producción, fortaleza genética y resiliencia podrían, incluso, permitir su exportación para crear más poblaciones de abejas boricuas que ayuden a los sectores agrícola y agroempresarial.