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AMARILIS REYES “EL CÁNCER DE SENO NO ES ROSA”


La directora ejecutiva de Susan G. Komen lleva 11 años trabajando en la organización. Llegó como voluntaria mientras laboraba en relaciones públicas en una agencia de gobierno. Es amante de la playa, de viajar y visitar a su familia en Aguas Buenas. Vive a plenitud; de vacaciones se come todo lo que quiera, aunque tenga que ponerse a dieta porque no le sirva la ropa, y se ocupa de ser una amiga presente. Esa es, a grandes rasgos, la enérgica Amarilis Reyes.


“Alix Gómez, que era la directora en donde trabajaba, me pidió que la acompañara a Race for the Cure. La energía que vi me hizo querer ayudar”, comparte.

Así Amarilis entró al comité del evento, en el área educativa. Fueron cuatro años como voluntaria. Un día, su antecesora, Carla Sánchez, le comentó sobre una plaza que se abría en el área de las subvenciones, manejando los fondos que recibe la organización para servicios a pacientes. También identificaría, reclutaría y adiestraría a voluntarios.

Los voluntarios son el motor de Susan G. Komen, por lo que se lanzó a la aventura. “Dejar de trabajar en relaciones públicas para irme a una organización sin fines de lucro… Nada que ver con lo que yo hacía. Pero me encanta el tercer sector”, dice quien, en 2015, se dio la oportunidad de ser la directora.

“Estás todos los días en el momento más difícil de la vida de estas mujeres. Esos años en que estuve en el área de donaciones me dieron esa perspectiva; cada vez que entra un colaborador, yo lo puedo medir en vidas. Mis auspiciadores se mueren de la risa porque saben que, cada vez que me llaman para confirmar, yo les digo: ‘Estás dando 200 mamografías libres de costo’, por ejemplo. Lo cuantifico al momento. Race for the Cure es un evento bello, todo el mundo se viste de rosa y celebramos, pero el cáncer de seno no es rosa”, deja claro. Para Amarilis, es importante explicar lo que ocurre el día después.

Distribuir el dinero y transformarlo en vidas es la magia de la oficina que dirige. “Cuando un sobreviviente o un familiar pide ayuda es una satisfacción poder decirle que sí, que lo vamos a lograr. Eso supera 11 años de esfuerzo”, establece quien explica que Race for the Cure no es lo único que hace Susan G. Komen.

Amarilis comenzó a dirigir la organización a los 29 años. Uno de los mayores retos era su juventud. Tenía braces; era la imagen de una adolescente. Al recordar su necesidad de posicionarse en el mundo de las organizaciones sin fines de lucro, se ríe.

“Era directora de una de las organizaciones más importantes en Puerto Rico. No tenía la experiencia. Ser mujer también traía retos, pero como mujer siento las historias de todas estas mujeres en mi espalda, todos los días. Sé lo que representa para una mujer perder su cabello, que es el marco de la cara; perder tus senos, que te hacen sentir femenina... Ellas me dicen que se han levantado en la mañana sintiéndose feas porque están hinchadas por la radiación y, aun así, han podido mirarse al espejo, reconocerse y valorarse... Ser mujer me da una afinidad mayor con el trabajo que hago”, manifiesta.

Cada vez que se encuentra con una paciente contemporánea, a Amarilis, de 33 años, le impacta. “En Puerto Rico, diariamente, cinco mujeres son diagnosticadas con cáncer de seno. Una de cada diez mujeres en algún momento de su vida va a ser diagnosticada con esta enfermedad. Es la primera causa de muerte por cáncer en mujeres. Esas son las estadísticas que hacen que uno se levante con mucha energía”, declara.

A nivel mundial, cada 19 segundos fallece una mujer por cáncer de seno. Cada día hay más mujeres jóvenes que son diagnosticadas. Cuando se trata de una mujer menor de 40 años está en el punto cumbre de las hormonas. El cáncer será más agresivo porque se alimenta de hormonas. Para las que no han tenido hijos y quieren congelar sus óvulos, representa un costo adicional. Esta situación le ha llegado cientos de veces.

Cada historia inspira y hace crecer la pasión por su labor. Simplemente, nunca es suficiente. “Puedo decir: ‘Hoy ayudé a 75 mujeres’. Qué bueno, pero hay mil detrás. Lo que hago define vidas”, reflexiona Amarilis, quien se siente privilegiada porque ha conocido a sobrevivientes que se han convertido en sus heroínas.

Más allá de eliminar barreras a servicios salud, se trata de enfrentarse a la realidad. La paciente se da cuenta de que no está sola. El familiar ve que tiene apoyo. El que nunca ha vivido la experiencia, se da cuenta de que puede hacer algo.

Como dice Amarilis: “Esto pone en contexto lo que no debemos dar por sentado. Hoy tengo salud, no sé lo que me depare mañana y puedo hacer algo hoy. No tiene que ser económico. Puedes contestar el teléfono… No hay trabajo pequeño”, remata.

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