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inpuertoricomagazine

Yadira Abouomar "He aprendido que hay mucha belleza en el dolor"


15 años en ventas y publicidad, en proceso de lanzar su empresa de consultoría y coaching


Yadira Abouomar, sobreviviente de cáncer.

Yadira Abouomar ha recibido muchas enseñanzas en su vida. La más importante de estas: que en todo se puede encontrar belleza, hasta en el dolor profundo.

Yadira tenía 36 años en agosto de 2017, cuando fue a una cita de rutina con su ginecólogo que desencadenaría en una de las aventuras más intensas de su vida. “Ya para irme, le comento: ‘A esta cita nunca falto porque yo no me conozco mis senos. Dependo de que usted me examine para saber que estoy bien. Cartera en mano, él me pregunta si tengo historial de cáncer en mi familia y le digo que mi abuela es sobreviviente. Ahí él, sin algo que le diera una indicación de hacerme otro estudio porque todo había salido bien, me dice: ‘Vamos a hacerte una sono’”, cuenta.

“Estuve un mes con la sono en la cartera porque entendía que no la necesitaba, porque él no palpó nada y yo no palpé nada. Mi PAP salió bien; todo estaba bien”, rememora la joven.

Finalmente, se lo hizo. Dos días después la llamó el radiólogo, quien le indicó que fuera a su ginecólogo, a quien le enviaría directamente los resultados porque veía algo raro. Una biopsia confirmó que era cáncer.

“Estaba en stage 1, encapsulado, y decidí realizarme una mastectomía bilateral con reconstrucción”, dice Yadira, quien ve su experiencia como un milagro ya que, si, en vez de una sonomamografía, el ginecólogo le hubiese pedido hacer una mamografía, no se hubiera visto la masa porque era bien pequeña.

El cáncer no es un tema lejano y las situaciones difíciles no son área desconocida para Yadira. Dos años antes de su diagnóstico, perdió a su hermano por linfoma. Tenía 27 años. Tres años antes, había perdido a su papá por un ataque al corazón. “Son experiencias que te enseñan a valorar el día y aprendes que son procesos naturales. No hay que tener miedo; es parte de la vida misma. Ahí es que ves lo lindo de las personas y sientes el amor verdadero. He aprendido que hay mucha belleza en el dolor. Ves el corazón de los otros en momentos fuertes”, dice.


Con el tema de su cáncer, “quise ser agresiva con algo que quería ser agresivo conmigo. La operación se realizaría a finales de septiembre, y ahí llegó María. Estaba en medio de la planificación de la operación y la posible terapia que iba a tomar, cuando llegó el huracán. Unas semanas después, el 2 de octubre, con planta eléctrica en el hospital Auxilio Mutuo, me sometí a una operación de seis horas”, expone quien lleva 15 años en el ámbito de las ventas y la publicidad.

Antes de operarse, por las situaciones complicadas a partir de María, personas conocidas le aconsejaron que no se operara en la Isla, que parara todo, pero “decidí atacar lo que tenía adentro, de frente, y fluir. No hice nada que acelerara ni detuviera el proceso, y esa ha sido una de mis lecciones más grandes: aprender a vivir el día”.

“Antes de poner una medicina en mi cuerpo tomé decisiones informadas y me orienté. Algo que me ayudó fue rodearme de mujeres empoderadas, sobrevivientes y escuchar sus experiencias, y alinearme con personas que tuvieran la misma visión de vida que tengo yo. Yo voy pa’ lante, pienso que todo se supera y cada experiencia nos prepara para lo que viene. Hice el proceso muy mío y descubrí el poder del pensamiento. Uno de los momentos más importantes fue cuando me rapé la cabeza. Era la persona típica que solo se cortaba las puntitas”, manifiesta, sonreída, Yadira, quien decidió nunca utilizar peluca.

Hoy está en remisión y no hay rastros de cáncer en su cuerpo. Se ha fortalecido buscando ayuda espiritual, la que describe como su columna. “También me da fuerza estar bien unida a mi mamá, Heidi Rivera, y la fortaleza de mi abuela, Hulda Vidal”; esta, también sobreviviente de cáncer. “’Si mi abuela a los 70 años pudo bregar con una quimio, yo también puedo’, siempre pensé. Ellas son mi fuente de inspiración”, explica Yadira, a punto de certificarse como coach y comenzar su empresa de consultoría.

“Cuando uno pasa experiencias trascendentales, tienes la oportunidad de evaluar lo que has hecho, tu formación, mirarte de forma honesta y cuestionar cuál es tu propósito. Llegó un punto en el que donde estaba no iba alineado con mis nuevos valores e intereses y con mi nuevo propósito. Tenía en mente lo de coach desde hace años y lo vi como un foro en el que podía unir mi carrera profesional y mi experiencia de vida. Es el mejor foro para impactar vidas a nivel personal y organizacional. Me di cuenta de lo importante que es para las empresas educar a su gente, a sus líderes, y que inviertan en su personal porque, de la misma manera en que la quimioterapia impactó directamente mi proceso y pensamiento, eso aplica a cualquier área de tu vida, especialmente en las organizaciones. Hacia allá voy, hacia algo que tendrá un valor real en la vida de la gente”, sostiene.

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